martes, 1 de octubre de 2013

Verso 7º - Primera Prueba

La semana ha sido cuanto menos curiosa... No iban a ponerme fácil el poder acompañarlos en su día a día. Primero querían comprobar que mi vena “camarilla” no siguiera viva, y así poder ponerme asegurarse de que de verdad quería volverme a su lado oscuro. Obviamente, no iba a valer con un test de preguntas que responder, querían hechos, y por supuesto que los tuvieron. 

Tras un corto viaje hasta un pequeño pueblo cerca del lugar donde se asentaba la manada, Paul puso las normas del examen: tenía que demostrar toda mi sangre fría. Cuanto más me lo currara, mejor sería la recompensa. No especificó ni el cómo ni hacia quién, así que me metí en mi papel de rata de biblioteca asustada, renegada de la camarilla, y olvidé mi larga trayectoria de asesina. Debía parecer torpe, nueva, ingenua, pero al mismo tiempo, no amilanarme y sentir que de verdad buscaba esa ansiada venganza por mi sire... Me acompañaron Rodrick y Jazmín para dar fe de lo que hacía, así que no valdría con hacer el paripé. 

Decidí no quebrarme la cabeza así que me decanté por un niño. Mataba dos pájaros de un tiro: sería una presa fácil, pero al mismo tiempo sería algo cruel (siempre parece más siniestro matar a un niño que a un adulto, ¿verdad?). Antes de ponerme manos a la obra, me hice con el cadáver de un gato que algún coche había atropellado y lo guardé en la mochila de tela que llevaba a la espalda. Acto seguido, busqué una casa a la que no fuera muy complicado acceder y que tuviera pinta de ser casa familiar, forcé la cerradura de la puerta trasera con cierta destreza, y subí al piso de arriba. Encontré al matrimonio en la habitación principal, el marido roncaba como un gorrino, así que tenía la facilidad de que no tendría por qué ser 100% silenciosa. En la habitación de al lado, un niño de unos 5 años dormía plácidamente en una camita en forma de coche. ¿Qué entrañable, verdad? 

Aquello tenía que ser cruel pero no imbécil. Quería ser del Sabbat, y ellos no son sutiles precisamente (esta manada en concreto), pero tampoco son tan simples de descubrirse con un asesinato mal llevado a cabo. 

Me acerqué sigilosamente al crío, y con una daga bien afilada, le rebané el cuello de oreja a oreja. Pero aquello no era nada especial, por lo que saqué el cuerpo sin vida del gato callejero, le corté con gran facilidad la cabeza, y en el precioso boquete que había realizado en la garganta del niño, introduje la cabecita del animal. Aquella estampa sería digna de recordar para la posteridad. Era algo innecesariamente cruel hasta para mí, pero debía ser perpetrado por alguien inexperto. ¿Colaría? La cara de Jazmín y Rodrick al ver aquello era todo un espectáculo. Estoy segura de que no se esperaban algo así... Eso estaba bien. 

Al salir, algo había cambiado en el pasillo... ¡Los ronquidos! Habían dejado de resonar por toda la casa, lo que sólo podía significar que el padre se había despertado. Jazmín, Rodrick y yo nos dispersamos por la casa para localizarlo. Al final, entre los dos Sabbat abatieron al padre en la cocina de la casa como un, a la cual había bajado para buscar algo de agua con un rápido y silencioso tiro. Creo que Rodrick quería hacer algo con el cuerpo del gordo seboso, pero no había tiempo. Me caía bien aquel tío. Jazmín, sin en cambio, no paró de soltar improperios durante toda la noche, me empezaba a dar cuenta de lo mal que hablaba aquella señorita...

¿Qué diría la madre cuando se enterara de todo lo que había pasado aquella noche? Los periódicos informarían de aquello al día siguiente, ya veríamos más tarde las noticias. 

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Paul quedó aparentemente satisfecho, aunque no sería algo que reconocería delante de nadie. Como era de esperar, la actuación fue excesivamente cruel, pero ellos pidieron sangre fría, y allí la tenían. Pero la noche no había hecho nada más que empezar para Judith... Irina iba a dar más problemas de los esperados, y aquella noche no sería más que un adelanto de lo que tenía preparado para mí...

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