jueves, 4 de julio de 2013

Reescribamos el cuento.


     Mi futuro es incierto. Siento mi corazón vacío y quiero que vuelva a latir, aunque no sea literalmente. Me siento sola en la vida, con muchos conocidos, pero con ningún amigo real. Con nadie con quien compartir mi larga eternidad. Quiero poder confiar en alguien, aun sabiendo lo que he somos, desobedeciendo a Stephan. Sé que en esta sociedad podrida y llena de mierda aún queda gente a la que un pacto, un vínculo o una simple alianza significan algo. Pero sobre todo, quiero un hijo, quiero desempeñar la labor que a Stephan le arrebataron aquellos hijos de puta en Roma. Un chiquillo que sea el reflejo del padre que asistió a mi renacer como lo que soy hoy. El poema mi vida no está escrito; los versos se sucederán libres, y yo los cantaré para el destino. Llegamos al final de una poesía, en el poemario de mi existencia. Será mi último golpe. Será el final apoteósico que jamás pensé que llegaría; la despedida a la traición, al engaño y el pecado, dentro de un mundo traicionero, engañoso y plagado de los pecados más deplorables. Seré Judith por última vez.
Bienvenida de nuevo, Valeria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario